VINOS DE GARAJE, DE AUTOR, DE PASARELA, DE ESCAPARATE, DE ALTA EXPRESIÓN, DE COMPETICIÓN, DE CULTO ETC… SEÑORAS Y SEÑORES…. ¿QUIEN DA MÁS…?


Cuadernos de opinión: (by Joseph Puig)

VINOS DE GARAJE, DE AUTOR, DE PASARELA, DE ESCAPARATE, DE ALTA EXPRESIÓN, DE COMPETICIÓN, DE CULTO ETC… SEÑORAS Y SEÑORES…. ¿QUIEN DA MÁS…?


Dios, Señor, ilumínanos y no nos dejes caer en la tentación de ser tan inconscientes como mediáticos; haznos ser menos vanidosos y más coherentes. Ayúdanos a ser más claros y convincentes para no confundir al sufrido consumidor que el pobre ya bastante liado está. No le hagamos difícil algo que de por si puede ser bastante más fácil, lógico y auténtico.

Pero sobre todo más humano y generoso. Allanémosle el camino para que no se confunda y no se le crucen los cables en el momento de adquirir la preciada botella, pues solamente nos faltaba esto!

Pues todo esto, en el bien entendido de que todos los viticultores, elaboradores y distribuidores lo que realmente queremos es vender vino… Pero, seguro que es esto lo que queremos? ¿O lo hacemos para salir siempre en alguna que otra portada?

Reflexionemos: Para un neófito, pero entusiasta consumidor (…estos son los buenos, los que empiezan con ganas e ilusión… el futuro está ahí amigos, caña, caña..!)

DE GARAJE, seguramente que le parecerá peyorativo e incluso maloliente, sucio,

DE ALTA EXPRESION, primero se le antojará a alta tensión y una vez pasado el susto, seguramente que a prepotencia y vanidad;

DE PASARELA, posiblemente de entrada se imahginará a una botella sola, deambulando en un desfile, luego cuando vea que esto no es posible, lo interpretará y le sonará a chiste, burla y chirigota;

DE VITRINA, lo interpretará como algo parecido a aquello de “que buenos que somos” o “mírame y no me toques”.

DE COMPETICION, claro que se sobreentiende, más no cuaja demasiado bien en lo meramente convencional, pues parece que tengamos que entrenarnos para ir a las olimpiadas; o a una carrera de F1.

DE CULTO, no está tan mal pues se puede asociar con los eclesiásticos que los pobres bastante hicieron en la época para que no se extinguiera el cultivo de la uva durante la ocupación de los moros en España, que ahora si que estos pobres, ya parece que sean de la costa.

DE AUTOR y de repente, así de seco, sin avisar y de genérico pelado, esto, incluso a mi mismo, pobre vitivinicultor donde los haya, ya me parece de entrada presuntuoso y sobre todo de falta de respeto hacia nuestros antepasados vitivinícolas todos, sean de Borgoña, de Chile, de la Rioja, del Priorato o de la Conchinchina.

Y por muy dinásticos y auténticos que sean sus orígenes, al parecer son quienes más exentos y huérfanos quedan del susodicho sustantivo de autor por carencia expresa de tal mención en los anales generacionales de toda la familia... Y claro está, es ahora que empiezan a haber autores de vino y no antes. O sea que, al parecer y derivando en lo moderno, de autores, poco o nada… Pobres, después de tanto trabajo!

Para no salirse del mero contexto ético, estos vinos, dichos últimamente de autor a secas, quizás podrían redefinirse (para no herir susceptibilidades generacionales..) como: vinos de autor galáctico, vinos de autor espabilado, vinos de autor divino, vinos de autor-volador-teléfono-en-ristre, vinos de autor tope guay, vinos de autor sublime, vinos de autor jet-set, vinos de autor subliminal, vinos de autor trilero, vinos de autor funámbulo, etc. etc. ( quizás ahora incluso me haya pasado un poco… pero smile, very big smile please!!)

Quizás sí que ya estamos ante una nueva descripción (otra) conceptual/virtual informativa “etiqueteril”, para regocijo de los propios creadores, que son muchos y para confusión de quienes compran las botellas, que según casi todas las estadísticas al parecer cada vez son menos…

Ahora si que debe de haber llegado la hora clave para la exportación, pues allá, fuera de aquí, que yo sepa, la traducción de estos grandilocuentes títulos, poca fiabilidad y atractivo deben tener para el consumidor, ya que ni me imagino, en inglés, “high expression wines”, (or should it be high confusion wines?) “cult wines” o en francés “vin de cul-te”, creo que así lo dirían ellos, etc. Ea viticultores todos! Para allá pues, a cruzar los Pirineos y los charcos habidos y por haber, donde por lo visto habrá menos confusión y seguramente mayor atención.

Por lo visto antes el vino se hacia solo, ya que al parecer solamente ahora y a tenor por lo expuesto tiene reconocida una gran autoría. Y es que, en verdad, no nos engañemos, el vino siempre se ha hecho solo; la uva, solamente ella, en solitario, es capaz de hacerlo, bueno o no tan bueno.

La uva siempre ha sido y será el mejor, el más inteligente y el más genial de los autores. “El vino se hace en la viña –dijo uno- y continuó... todo lo que hacemos posteriormente es pura reparación.”

La mano del hombre, junto con sus conocimientos y técnicas, interviene dirigiendo su vinificación y elaboración al gusto propio, de modo tremendamente subjetivo, y evita, eso si, además con mucho predicamento, que el resultado final del noble líquido esté plagado de sabores y aromas de difícil traducción e incluso de parámetros analíticos inadecuados y perjudiciales, pues de algo nos debe servir la tecnología punta, digo yo.

Pero si ella, la uva no quiere, pues flaco favor nos hace y poca cosa obtendremos, ya que el resultado no pasará a la historia.

Las diferentes añadas en todo el mundo, a lo largo y ancho de los tiempos han dado buena cuenta de ello y si no fuese así, ¿porqué diantre andamos todos empeñados en anotar en nuestros papeluchos tales cosas o puntuaciones como: 65: E, 85: R, 96: B, 99: E, 02: M…? Pues está claro que la uva, ella solita, siempre ha decidido por mayoría absoluta y ha intervenido bastante más de lo que los humanos autores podían ni tan siquiera imaginar…

Pues que no se anteponga nunca el hombre, con los sendos y rimbombantes atributos que titulan esta historia, a la magnitud genuina, extraordinaria e irrepetible, añada tras añada, de la propia uva, sí, esa que Dios puso en este mundo junto con muchísimos otros excelentes alimentos, para mayor deleite y disfrute de los humanos. ¿Se imaginan Vds. las dignísimas coles, peras, sandías, ajos o incluso calabazas también de autor, como si la tierra, el árbol o el clima no contaran para nada?

O sea que de broma, poca.

Viene también esto de la autoría ostentosa muy a colación con la cocina creativa/de autor de la cual tanto se está hablando en nuestro días, sobre todo aludiendo a nuestros jóvenes y sabios maestros de los fogones lo cual me parece incluso más que requetebién, pero no logro entender ahora tanto, pobre de mí, donde quedan situados, o que pintan en la historia “cocineril”, grandiosos personajes ya tan difuntos, como los inimitables Carême, Vatel, Point, Escoffier, Nignon, Dumaine, el gran André Pic.

O incluso nuestro correligionario Doménech el de La Teca, entre otros muchos etc. cuyo máximo título reconocido en aquellos tiempos y en todos ellos (después de haber pasado entre otros e inevitablemente por el noble y necesario rango de marmitón…) fue el de simple cocinero, así de pelado, aunque probablemente con las mayúsculas que correspondían a la época; o máxime la de chef, así de lirondo y tan a secas. etc. ¿No eran aquellos impresionantes autores también autores? Claro que ya intuyo que en el momento actual, estos artífices deben ser más o menos lo mismo que los nuestros, aunque probablemente unos con sus uvas y otros con sus cacerolas.

Pero de hecho, es totalmente legítimo que cada productor elabore su vino al estilo que mejor le plazca, escoja su marca al más libre de los albedríos, diseñe su etiqueta con los colores que le parezcan más convenientes, etc. Además, la pluralidad en todo el conjunto, incluso en los citados atributos del principio, hace que nuestro entorno vitivinícola sea así de democrático, guapo y plural.

Pero por favor, no confundamos al personal.

Yendo al grano por lo que respecta a la elaboración y culminación del vino, me contaba un buen cliente-amigo, Jeff Gledhill, de Hartford, Conn , USA, que alguien, seguramente muy sabio y avispado le contó a su vez que, a su juicio, solamente existen dos tipos de vino, solo dos: (que bien, ya era hora de que se nos asomara algo de cordura en este nuestro multicolor mundillo..)

LOS VINOS DEL MIEDO Y LOS VINOS DE LA CONVICCIÓN. Proseguía él:

Los Vinos del Miedo, que a mi también miedo me dan, según él abundan muchísimo, más de lo deseado; que son vinos prêt-a-porter diseñados exclusivamente para que sean puntuados por periodistas de elite internacional, para sus secuaces difusores e incluso para consumidores del mismo percal, conllevando todo ello a una increíble bola de nieve, que sin saber demasiado bien porqué, se convierte en el modus- vivendi de muchos y en hambruna para otros, tan lógico como la vida misma.

El miedo, del que hablaba mi amigo, no es otra cosa que el producido por la interminable espera que sufre el productor de vinos de diseño de turno, antes de que el periodista más in, mas venerado y más famoso lo deguste y otorgue el esperado veredicto en quiméricas puntuaciones. A propósito de ello, me comentó una vez muy seriamente un nuevo productor de la Mancha, no se si en broma o en no (quiero pensar que era broma…) que si un guru equis de USA no le daba más de 90 puntos a su nuevo vino, sería capaz de tirarse por la ventana… Menos de 90, pues, ya se sabe, o eso mismo o a cortarse las venas si es que aún fluye sangre por ellas.

Los Vinos de la Convicción, que de entrada ya convencido estoy, esto ya es harina de otro costal. Este vino no está diseñado por ni para nadie en el mundo, a excepción del propio elaborador; estos vinos son libres, esporádicos e independientes y el venerable productor campa a sus anchas con toda su humanidad sensible y determinante.

Son vinos, primero subjetivos ( piensa él: si me gusta a mi productor, que tonto, tonto no soy, pues tengo el paladar ágil y experimentado, como no va a gustar a mi público…!) y luego, aunque sea por inercia y simpatía, son estos vinos también muy objetivos; es decir: es indudable que se dispone de un producto bien hecho, luego, si los productores estamos convencidos de ello, deberíamos demostrar que precisamente lo difícil sería no ser capaces de venderlo.

Eso sí, siempre y cuando luchemos por ello con ahínco, con toda nuestra ilusión, nuestra pasión y la convicción que merece el delicado menester..! Las puntuaciones, bienvenidas si se diese el caso, pero no tanto como para poder quitar el sueño a nadie.

Ni por nada del mundo dejemos que alguien nos lo robe, sean quienes fueren los caudillos, o los jueces, o los “gurus”, o los alquimistas de turno que nos quieran enjuiciar en sus papeles, pues probablemente este mismo sueño y todos los otros habidos y por haber, buena falta nos hacen/harán a nosotros los vitivinicultores para poder perfeccionar nuestra actividad profesional con extrema cordura que es lo único que realmente nos importa. A nadie humano le debería ser difícil entenderlo.

Nuestro mundo es así, de guapo y de plural. ¡Que si, que sí, que es cierto!

Actuando y comportándonos así… ¿Quién nos puede parar? En el peor de los casos, es bien seguro que se tratará solamente de cuestión de tiempo. ¡Pues hala, manos a la obra…! ¿a que esperamos?

¡Viva la Vida!

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